BRASIL - DÍA 21
EL BIDÓN
Alberto Amblar (Argentina)
En octubre del 2004, la Confederación Brasileira de Fútbol demandó a la Asociación de Fútbol Argentino ante la FIFA, para condenarla a una suspensión en los torneos organizados por ella.
El
litigio denominado “El Bidón”, refiere a la supuesta ingesta de
Branco, el lateral izquierdo de Brasil, de agua contaminada
ofrecida por el ayudante de campo de Argentina, en el partido que ambas
selecciones disputaron en el Mundial de 1990, el 24 de junio en
Turín, Italia. La acusación argumentó una probada
adicción de los argentinos a través del fútbol, por incumplir las reglas, por
aun estando dentro del marco de ellas exprimirlas al límite de su
aplicación ejercitando la mala fe. Basó su acusación en las propias
declaraciones de Diego Armando Maradona en un conocido programa televisivo, en
las que se deleitaba con los detalles del evento.
El fiscal, aportó pocas pruebas adicionales, pero se regodeó pasando revista de opacas anécdotas futboleras de nuestros equipos y jugadores.
Detalló
la expulsión de Rattin en el 66 y el incidente con el árbitro y la conducta
inapropiada con la monarquía inglesa. Reprodujo declaraciones de Dante
Panzeri sobre su evaluación de ilegalidad respecto del estilo de Estudiantes de
La Plata en ocasión de las conquistas internacionales de fines de los sesenta.
Agregó las manifestaciones de los rivales sobre la violencia y maledicencia de
Carlos Salvador Bilardo, pilar de ese equipo y técnico de la selección en el
evento en conflicto, respecto al uso de agujas que lastimaban a los rivales.
Así, y para no agobiar, repasó comportamientos criticables y conductas
antideportivas de argentinos hasta llegar al incidente de El Bidón.
El caso se archivó sin sanciones, no solo por los defectos de las pruebas, sino por la pericia del defensor de la posición argenta que las descalificó con maestría.
Ese proceso fue ninguneado por la prensa. Lo contrario de la pretensión brasilera, cuyo objetivo principal no era la condena, sino el escándalo en contra del prestigio del fútbol nacional. Pero es muy posible que, con el bautismo de la FIFA el proceso fue silenciado.
De hecho,
la afición argentina niega la verisimilitud de lo ocurrido, imagina que este
hecho es parte de una ensoñación o una ficción poco original.
Para el
propio defensor es mejor así, dado que él mismo no quedó conforme con su
desempeño: como hincha apasionado había disfrutado ardientemente de ese injusto
triunfo. Ganar después de ser peloteados, con esa jugada magistral de D10S, con
esa definición del Pájaro Caniggia. Dejar a Brasil fuera del mundial, fue, mejor dicho, es una experiencia de
gozo inoxidable en el tiempo.
Mas con el
condimento de un mito, con una picardía, algo clandestino, el hito
toma una textura más sabrosa.
Eso no se
puede decir racionalmente, forma parte de la zona más primitiva del
hincha, un súper yo futbolero, algo que no se debe exponer con señorío, ni
justificar desde la cultura comunitaria que limita la agresión tribal.
En ese
desliz arcaico, imaginó que hubiera preferido que, en vez de exculpar a la AFA,
debería haber entendido la conquista con perspectiva
histórica, extrapolando que esa victoria sería irrepetible, un clímax
que solo se alcanza una sola vez y por lo tanto, Argentina podría haber dejado
las competencias internacionales, en la certeza que el mundo rogaría su
retorno.
Ese deseo oculto representa a los hinchas en general. Un apetito popular, una aspiración tribal, contrario al espíritu deportivo, al valor lúdico, a la otredad y a la noble competencia. Es un sentimiento sombrío, avaro, xenófobo, con nulo encanto social y con aroma facho. Es un cosquilleo futbolero, un anhelo popular que se despliega en las tribunas o en las tertulias de los cafetines.
Exponemos el caso de El Bidón para hurgar en nuestro interior, como humanos, como argentos, como pueblo futbolero. Dado que tenemos una historia y una responsabilidad que pesa en nuestras espaldas. Ese hecho y esa denuncia tendrían que ayudarnos a reconocer nuestras zonas oscuras para intentar iluminarlas.
Ahora bien, mientras tanto, nunca más Brasil se cruzó con Argentina en un mundial. El último encuentro fue ese de El Bidón.
¡Ja!
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