"¿DE QUÉ PLANETA VINISTE?" - DÍA 9
¿DE QUÉ PLANETA VINISTE?
Mariana Andrea Martínez Florio (Argentina)
CONTRA ALEMANÍA, FRANCÍA O BRASIL? NADA. NOS VAN A
ANIQUILAR”. Repetía mi papá, una y otra vez. Estaba molesto e indignado.
Incluso habíamos tenido que comprar otra televisión porqué la anterior la
rompió en un acto de ira cuando el var nos anuló el gol por el brazo que
supuestamente estaba adelantado.
El hombre estaba tan frustrado, molesto y alterado,
que mamá y yo decidimos que lo conveniente era hablarle SOLO casos de
necesidad.
- ¿Qué pasa? -respondió. Honestamente, no parecía de
tan mal humor.
- ¿Estás bien? Sé cómo te afecto el partido anterior y
quería ver como estabas para el de hoy.
- Estoy bien, Male. -contestó con una gran sonrisa.
-Hoy ganamos. Vas a ver que ganamos.
- Te creo. -me alegraba que papá no estuviese de mal
humor, era justo lo que necesitaba para poder decirle lo que estaba por decir.
-Va a venir Fran.
- ¿Cuándo? -preguntó mientras dejaba su actividad de
preparar el asado para mirarme.
Fran era mi novio. A papá nunca le agradó la idea de
verme en los brazos de otro hombre que no fueran los suyos. Para él, yo era su
bebé, su pequeña princesa. Sí, la misma a la que hace unos días amenazó con
desheredar, esa misma.
Así que, sabiendo esto, no hace falta aclarar que a mi
papá no le agradaba ni un gramo mi novio.
Decirle que iba a venir, ya lo molestaba, pero
decirle…
-Hoy, viene a ver el partido con nosotros.
Eso lo iba a enfurecer.
- ¿Cómo que hoy, Malena? No puede venir hoy, juega
Argentina. Ya tenía mis razones para que me cayese mal, pero saber que no tiene
ningún respeto por la selección… ¿Tiene orígenes brazucas? ¿Juega a favor de
México? -pregunta molesto.
- Papá, yo lo invité. Él no quería venir hoy, pero
supe que el partido anterior lo vio solo y me dio pena.
- ¡Y que lo vuelva a ver solo! -exclamó. -En esta
casa, siempre que se vieron los partidos de la selección éramos tu mamá, vos y
yo. Nadie más.
- Papá, no seas así. Ya lo invité. Mamá no tuvo
problema y me dijo que si quería invitarlo no había drama.
- ¿No había drama? Es cábala, Malena. CÁBALA.
- Ay, te pones re intenso. ¿Dónde estuvo la cábala en
los mundiales anteriores en los que Argentina no ganó?
- No te lo permito.
- Miren quien llegó. -mamá llego justo a tiempo con
Fran siguiéndola.
- Hola. -saludó secamente mi papá.
Ignorándolo, me acerqué a mi novio y lo saludé como
corresponde.
-Hola, mi amor. No te escuché cuando llegaste.
- Me crucé a tu mamá en la calle cuando venía para
acá.
- Y vos, nene. ¿No te parece mejor ver el partido en
tu casa? -dijo el mal educado de mi papá.
- ¡JOSÉ! -exclamó mi mamá.
- Perdonalo. Está de mal humor porque “no se respetó
la cábala”. -dije lo último con algo de burla.
- Te escuché. -dijo molesto mi papá, a mi espalda.
- Está bien. Te entiendo, José.
- ¿Sí? -preguntó incrédulo.
- Sí. Me encanta venir a verlos, pero hoy hubiese
preferido quedarme solo en casa para cumplir la cábala. -mencionó con simpleza
mi novio, mientras que mi mamá y yo lo veíamos con sorpresa.
- Ves, Malena. Lo obligaste a venir por nada. -me
reprochó papá.
- Ay, cállense los dos. -miré molesta a mi novio. Todo
este tiempo tuve que defenderlo y enfrentarme a las absurdas cábalas de papá,
para que el venga y tire todo mi esfuerzo por la borda. -Viste el partido
anterior solo, y perdimos. -me giré a ver a mi papá, otra vez. -Y el partido
pasado estuvimos solo nosotros tres, y perdimos. No creo que tu clásica cábala
nos vaya a ser de ayuda en este mundial. Así que, si vuelvo a escuchar alguna
queja de ustedes dos, les juro que corto los cables del televisor. Se los juro.
-advertí.
***
Después del almuerzo, fuimos con Fran a comprar una
tarta para comer mientras nos tomábamos unos mates para ver el partido.
El primer tiempo inició y la tensión era tanta que
estaban todos en silencio, y yo, me reía por eso. Papá y Fran se giraron en
simultaneo hacía a mi y de malhumor me pidieron que parara. Aquello me causo
más gracia.
Papá y Fran se paraban cada tanto cuando veían alguna
jugada de gol o para insultar a los jugadores y al referí; también se ponían a
indicar jugadas a los deportistas, aunque ellos no pudiesen escucharlos; a
veces, se levantaban y aplaudían. Era impresionante ver la sincronía que
tenían. A pesar de que Fran no era del agrado de mi papá, era claro que
parecían haber sido cortados por la misma tijera.
Cuando llegó el entre tiempo sin goles a nuestro favor
(y sin goles de México, afortunadamente), papá miró molesto a Fran como si él
fuese el causante de todos sus males. Tuve que evitar reírme y llevarme a mi
novio para que mi papá no lo matase.
El partido se retomó y todos volvimos a los mismos
lugares en los que estábamos, por orden de los dos hombres.
-Tengo que ir al baño. -dije, no aguantaba más.
-Ahora no. ¿No pudiste ir en el entre tiempo? -me
retó, papá.
- No tenía ganas.
- Bueno, aguantate y vas después, amor. -me dijo Fran
con cariño sin sacar los ojos de la pantalla.
- Pero no me aguanto.
- Nos vas a dar mala suerte, hija. No seas mufa.
- Ay, déjense de joder. -me levanté y me fui al baño.
- ¡GOOOOOOOOOOOOLLLLL! -los escuché gritar a todos ni
bien entré al baño. Apurada, abrí la puerta para salir, pero papá y Fran me
metieron adentro y cerraron la puerta con llave.
- Quedate ahí. -me dijo Fran desde el otro lado.
- Sos mufa. -aclaró papá. -Perdoname, Fran. -lo
escuché con la voz quebrada. -Perdón por haberte tratado tan mal.
- ¿Papá? -grité desde el baño. - ¿Fran? ¿Están ahí?
-golpeé la puerta.
Resultó que mi novio y mi papá me encerraron en el
baño hasta que terminó el partido. Ni siquiera mi mamá me quiso ayudar a salir
de ahí.
Desde ese día Fran viene a casa a ver todos los
partidos, y a mí, me encierran en el baño, porqué al parecer esa es la nueva
cábala.
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