TORTUGA - DÍA 8

 

FÁBULA DE LA ARAÑA INCONFORME

Rafael Sánchez Araiza (México)

 

Érase una vez una araña de nombre Capu, orgullosa de su trasero gordo, pero odiaba sus patas flacas. No había día que no se lamentara, lo hacía con todos sus conocidos. Se lo dijo a la tortuga Cuca, y esta lo compartió con Pepe Grillo y con Nacha, la cucaracha. 

Sus lamentos llegaron a ser tan insistentes y constantes que todos evitaban su compañía. Pero eso no la detuvo, al no tener amigos para compartir su inconformidad lo hizo con los que caían en su telaraña. Se quejó con la señora Mosca por tres días seguidos y con la abeja Aleja por dos, ambas terminaron ahorcándose con la misma tela.

Un día cayó la mariposa Rosa en la mortal red, Capu no desperdició la ocasión e inició su rutina. Rosa con atención escuchó cada queja y cada lamento.

—¿Qué opinas de lo que te conté, mariposa?

—Mire usted, temible araña...

—Me llamo Capu, no me hables de usted.

—Capu, tu situación es fácil de solucionar.

—¿Sí, cómo? —preguntó con emoción.

—Si fueras tan amable de liberarme, te lo diré encantada.

—Pero si te libero podrías volar y no decir la solución.

—Juro que no lo haré. Para que confíes, te adelantaré lo siguiente: no necesitas tantas patas.

La araña, sorprendida pero complacida, la liberó esperando el resto de la solución.  Rosa, una vez libre, voló, voló y voló. Capu comenzó con dos, al final seis patas peludas y flacas se arrancó para comprender que eso no arreglaba su situación. Ahora arrastra su gordo trasero con dos patas, a las otras seis las extraña.

Debemos aceptarnos como somos. Así que si tienes ocho patas y un culo gordo, entiéndelo, eres una araña.

Colorín colorado, este cuento ha terminado.

 

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